Estos son los anteproyectos premiados en el concurso nacional convocado en el marco del proceso de construcción del Centro de Convenciones de Cafayate. Es de destacar la importante participación en el concurso nacional pues se presentaron 66 propuestas de todo el país de las cuales tres recibieron menciones de honor y tres conformaron el primero, segundo y tercer puesto. La entrega de premios será este 20 de setiembre en el Colegio de Arquitectos de Salta, con participación reducida por protocolo sanitario.    Primer Premio: El concurso como herramienta para una arquitectura de calidad  El equipo conformado por los arquitectos Fabio Estremera; Arq. Ezequiel Spinelli ( La Plata) y Andrés Francesconi (Santa Fe) con Giovanni Mario Pemintel como colaborador fue el ganador de la propuesta.   “Cuando la arquitectura pasa por un concurso se produce un innegable plus de valor; y cuanto más abarcativo es el llamado, mayores las probabilidades de conseguir un resultado de calidad. Que el CAS consiga articular los anhelos, intereses y voluntades de un comitente, aunando esfuerzos de múltiples actores, habla de un adecuado funcionamiento de la institución”, observaron.   “Las bases para el CCC formulaban una serie de desafíos concretos. El principal estaba centrado en el predio; su tamaño, proporciones y relaciones de bordes con el entorno inmediato; la falta de formalización del margen costero del río Lorohuasi todo dentro de una instancia temporal donde el entorno inmediato está en plena transformación de viñas a lotes urbanos. A esto se le suman las pre-existencias, principalmente la fábrica de bloques premoldeados a conservar lo que presuponía usos, horarios, y movimientos incompatibles ubicados prácticamente en el centro del predio”.   “A la claridad y precisión de los requisitos para el programa cubierto interior del CCC se le incorporaba una serie de sugerencias para actividades que dejaban abierto el interrogante en relación a como intervenir en el predio ya que la superficie de 2000m2 del CCC era de un mínimo impacto en los 50.000m2 del sector a intervenir. Ante tales condicionantes la premisa giró en torno a cómo, con pocos elementos, ordenar un espacio de tal magnitud capaces de producir en el habitante y en el usuario unas referencias naturales que lo orienten, como quien recorre un lugar que conoce”.   “Es por ello el proyecto abre con una plaza pública sobre la Ruta 40 articula la continuidad del parque propuesto sobre la rivera del rio, desde allí se proponen dos calles: una pública sobre la costanera del río posibilita el acceso independiente a la fábrica de bloques, y continua hacia el este; y la otra, propiedad del CCC, inicia con las cabinas de ingreso y egreso desde donde se da lugar a la totalidad de movimientos”.   “Allanado el camino en este plano es donde entraron en juego las valoraciones respecto de qué cosas tiene para aportar un proyecto sobre el lugar que lo recibe; su cultura, el clima, la luz, las texturas; cómo conjugar la historia sin ser historicistas, la técnica sin ser retóricos, y la geometría sin ser mecánicamente abstractos. Traer al proyecto para el CCC el ambiente de los valles siendo evocativos pero evitando la textualidad referencial. Así llegan las galerías, las pilastras, las superficies murarias masivas, el blanco, la madera en los cielorrasos, la piedra como pedestal para la arquitectura, los patios y con ellos el cielo; enmarcado por los muros blancos y los arboles reflejando su sombra sobre el blanco de las superficies”.   Primer Premio     Proyecto ganador del Primer Premio   Segundo Premio: Paisaje reinterpretado   El segundo premio corresponde al proyecto presentado por los arquitectos Germán Alejandro Baigorri y Edgar Emanuel Ermoli (Córdoba) con la colaboración de Arq. Martin Coll; Giuliana Franco Gargiulo y Nahuel García Pastor. Sobre el concurso expresaron que: “Participar de un concurso implica el desafío de ensayar ideas sobre un programa y materializar espacios que construyan un proyecto arquitectónico anclado en necesidades funcionales especificas en estricta relación con el medio donde se implanta el proyecto”.   “Resolverlo implicó buscar ideas que nos permitieran anclar el edificio a su contexto, estas surgieron del paisaje único y característico de Cafayate. Trabajamos con uno de los rasgos identitarios más potentes del lugar, “las vides”.   La primera pregunta fue como trasladar este concepto a la arquitectura… Decidimos trabajar su geometría, su lógicas cartesianas y su matriz de surco repetido en formato modular y llevamos esa condición del suelo a la cubierta, planteando una gran sombrilla que emulaba las condiciones que lo antrópico había generado en el soporte.   Entonces surgió el concepto del gran techo que reinterpreta la geometría de las vides y generaba reparo sobre un sistema de espacios que observaban el paisaje natural de Cafayate, protegidos del sol al cobijo de este gran techo inspirado en las lógicas del suelo.   Todo el resto del proceso es casi una anécdota, buscamos un concepto y trabajamos sobre ello… Luego el programa se materializó casi como un esquema funcional debajo de la gran cubierta.   El Centro de Convenciones de Cafayate fue para nuestro estudio una excusa para ensayar lo que creemos debe ser arquitectura… “Un concepto hecho edificio” “Un espacio que observa el paisaje” “Un objeto que si bien es extraño a su soporte, parece integrarse respetuosamente y dialogar con su contexto” “Una funcionalidad estricta y acotada que es cualificada por las visuales y la luz entendida como materia sutil” Para nosotros Cafayate fue solo un gran techo como un dispositivo que observa, enmarca y celebra el paisaje. Nada más y nada menos que eso”. Proyecto ganador Segundo Premio   Tercer Premio: La estructura formal resignifica datos del entorno Los arquitectos  Miguel Angel Buscazzo, German Curihuinca (Río Negro),  Celeste Ailen Cid y Carlos Manuel Menna (Neuquén) con la colaboración de Micaela Balercia; Martin Centeno y Facundo Sabas fueron premiados con el tercer lugar.   El proyecto trabaja sobre temas que emergen de la propia ciudad de Cafayate, no desde una visión nostálgica ni mimética, sino como materia prima para el proyecto.   “Nos interesa recuperar tramas, texturas, colores, etc latentes en el entorno y que reconocemos como propias de la ciudad y el paisaje.   “El edificio se resuelve bajo una morfología compacta ocupando uno de los recintos programáticos del lote. Su posición central permite ordenar dos plazas secas de distinta profundidad extendiendo el área de influencia del edificio en el exterior, potenciando el vínculo exterior/interior. Estas plazas secas de distinta orientación están pensadas para poder desarrollar actividades al aire libre en distintos momentos del día, como también, en las distintas estaciones del año. Desde lo funcional se busca diluir los límites del edificio y ampliar las posibilidades de interacción entre el interior y el exterior. En busca por intensificar la experiencia espacial proponemos un hall en doble altura pasante entre dos espacios abiertos para actividades complementarias temporales, un entrepiso permite acceder a una terraza accesible con una vista privilegiada del paisaje de Cafayate. Hall, entrepiso y terraza mirador funcionan como desborde y amplifican la experiencia espacial en torno al paisaje. La estructura formal resignifica datos del entorno, sus techos inclinados se funden en el paisaje montañoso y su cerramiento continuo, monocromo, alternado entre llenos y vacíos, contiene una tonalidad rojiza característica de la tierra del lugar.     Proyecto ganador Tercer Premio   Mención de Honor: Debate profundo y mezcla de identidades y saberes   Una mención de honor correspondió al equipo de seis arquitectos egresados de la U.B.A.: Ignacio Qüerio , Rodrigo Casas Dubois  y Luciano Muratore –salteños-, Victoria Lappas , Mercedes Frolik  y Felipe García Hervas  –de la Ciudad y Provincia de Buenos Aires-. “Esta mezcla de regiones, y la experiencia de haber participado en concursos con anterioridad nos dio la posibilidad de debatir de manera profunda las ideas a plasmar en el Centro de Convenciones, desde la distribución programática -como elemento condicionante- hasta la materialidad, usada como generadora de sensaciones. Nos resultó atractiva la temática y el lugar de éste concurso: la flexibilidad programática de un centro de convenciones y el encanto de un lugar como Cafayate, con su paisaje de cerros colorados y viñedos. Participar fue una muy buena experiencia, que disfrutamos como equipo a pesar de encontrarnos físicamente en diversos lugares, desde Salta a Barcelona, pasando por Buenos Aires”.   “Nuestra propuesta se inspiró totalmente en la orografía cafayateña y el color de sus cerros. Un punto de partida unánime fue que queríamos hacer algo que se agarre de la tierra. Un proyecto que sea para ese lugar, no solo por el entorno, sino también por las costumbres y tradiciones. Así es que decidimos materializarlo en tierra, recordando la milenaria técnica del adobe, pero con un sistema constructivo actual. Eso nos llevó a involucrar en el proceso creativo una seria investigación de las tecnologías actuales para construir en barro". "Creemos que través de la Arquitectura se pueden expresar las ideas generando un impacto en el mundo material. Muchas veces las encomiendas profesionales vienen cargadas de condicionantes (económicos, culturales, etc.) que limitan la expresión artística y conceptual que pueden tener las ideas arquitectónicas. Pensamos que cualquier proyecto, de la envergadura, uso o destino que sea, es verdadera arquitectura, porque se trata de lograr dar una solución funcional y estética a un problema, necesidad o deseo; más que cumplir o no con los estándares de la arquitectura académica contemporánea. Sin embargo, vemos en el ámbito de los concursos la oportunidad de volar más alto y libremente por el mundo de las ideas y formas arquitectónicas, logrando propuestas proyectuales de una mayor riqueza conceptual, que es en definitiva lo que le da valor a las ideas en sí".     Mención de Honor: La mística y los mensajes del Noroeste También mención de honor correspondió al trabajo presentado por los arquitectos Orestes Bartolome Blangini, Luisina Ayelen Blangini,  Ignacio Rafael Iriarte, Agustín Pedro, María Laura Mogno y Nahuel Bisang (Santa Fe) con la colaboración de Arq. Hernán A. Sánchez y  Arq. Rocío Sánchez.   “La mística y los mensajes del Noroeste fueron siempre muy significativos para nosotros en el análisis histórico; en ese sincretismo e impronta sobre las bases de  nuestra construcción como Nación. Apostamos siempre desde nuestro lugar y desempeño, al debate e intercambio de ideas, en ese ida y vuelta que nos retroalimenta como grupo humano y profesionales en el hacer arquitectura, y poder plantear a través de un Concurso de carácter Nacional una propuesta para esta obra tan relevante y en tan valioso escenario fue el disparador para nuestra participación. Nuestra idea basada en la revalorización de la presencia viva de esas culturas ancladas a un espacio singular y atemporal y el desafío de lograr esa simbiosis desde lo proyectual, resultó merecedora de una mención de honor, lo cual nos honra enormemente y nos llena de satisfacción como equipo, pero más aún, por haber contribuido al debate de esta iniciativa. Queremos extender nuestras felicitaciones a los ganadores, al CAS y al Pueblo de Cafayate por esta importante convocatoria.”   “Poder proponer a través de un Concurso Nacional, una idea para la realización de una obra tan significativa, en un escenario tan caro a nuestros sentimientos como lo es el Noroeste fue el disparador para nuestra participación. El resultado, la inmensa satisfacción del deber cumplido y el aporte a un conjunto de alternativas para tan importante obra. Nuestra propuesta anclada en el sincretismo del análisis histórico y en la revalorización de la presencia viva de esas culturas en ese espacio singular fue merecedora de una mención de honor, lo que nos reconforta y llena de satisfacción sobre todo por haber sido partícipes de este intercambio. Felicitamos a los ganadores, al CAS y al Pueblo de Cafayate por esta convocatoria.”   Mención de Honor: las relaciones entre la arquitectura y la tierra Nueva mención de honor fue merecida por el proyecto presentado por los Arq. Marcela Andrea Orcaje;  (La Plataa) y Arq. Julian Gonzalo Perez (Buenos Aires). Fueron coloboradores: Fernando Urquiola; Florencia Santillan; Sofia Galdos; Diego Colque; Ana Krasowsky Bissio; Arq. Mauro Garcia Santa Cruz; Ing. Gustavo Delledone   Su proyecto para el CCC indaga las relaciones entre la arquitectura y la tierra, a la vez que propone una mirada sensible al tema de las transiciones y las secuencias de intermediación en la arquitectura. La resolución del uso se piensa sin estridencias, incorpora el edificio al paisaje, marca el territorio y a la vez lo integra   El patio es protagonista, se convierte en la antesala a lo que viene, a lo que pueda ocurrir; es misterio y descubrimiento desde la llegada y registro anticipado desde la posición del anfitrión   La propuesta recrea estas lógicas de la arquitectura vernácula en clave contemporánea y construye patios en secuencias fabricadas para generar vínculos. El paisaje del Valle Calchaquí y la relación con el río Lorohuasi son el marco ideal para conformar un edificio que se amalgame con este imponente entorno.  
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